viernes, 9 de octubre de 2009

«I Love YouTube» (9.10.09/11)

Broadcast Yourself  («Transmite tú mismo»). Yo tuve un sueño en el que tecleaba, clicaba y enviaba imágenes al otro lado del planeta en apenas unos segundos. Hoy, ya es un sueño hecho realidad, o sueño transformado en pesadilla para algún que otro desprevenido que subestimó su tremendo poder.

Lo que más vértigo produce de YouTube es que —en nuestra percepción como usuarios del portal— nos da la impresión de que hiciera mucho más que apenas cuatro años y medio que irrumpió en el ciberespacio. Los tiempos de Internet, los tiempos de la realidad virtual, son perceptivamente diferentes a los de la realidad real. Nuestro cerebro analógico lo procesa con otros parámetros.

YouTube fue fundado en febrero de 2005. Sin embargo, si me preguntasen cuándo nació, creo que yo y muchos de ustedes diríamos que nació en 1995 o algo así, tal el grado de penetración cultural que logró en nuestra vida cotidiana, sobre todo en la de la generación sub-40.

Un dato interesante: MySpace y Google lanzaron sus propias versiones de YouTube, sin éxito. Entonces Google, aplicando la manida frase «Si no puedes vencerlo, únete a él», sacó la billetera y puso sobre la mesa 1.650 millones de dólares para engullirlo y comprar el éxito ya hecho. Sin riesgo.

¿Amor, simpatía, odio? Tal vez, pero nunca indiferencia, porque es innegable que ha tenido un enorme impacto en la cultura popular y en la sociedad, cambiando hábitos y creando otros nuevos, nuevas formas de relación y comunicación, buena parte de ellas ligadas a la expresión creativo-artística que nos une.

La perspectiva histórica de unos pocos años más nos dará la pauta de la relevancia que tuvo y tiene YouTube en la cultura global de inicios del siglo XXI. I Love YouTube.

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