Las nuevas tecnologías —especialmente las «redes sociales»— están redefiniendo los límites entre las esferas pública y privada del ciudadano medio de las nuevas generaciones. Resulta curioso pensar que mucha gente permite que desconocidos hurguen en su intimidad, lean nuestros mensajes entre amigos íntimos o vean cómo fue nuestro cumpleaños.
Es cierto que para los «nativos digitales» esto es casi natural, pero no por eso debe dejar de plantearnos la reflexión respecto a dónde se sitúan los límites entre ambos mundos, porque es un proceso que avanza demasiado rápidamente y no parece reversible, al menos en el corto plazo.
Para los «inmigrantes digitales» como yo, ésto me parece un fenómeno en parte ineludible. En parte. Somos muchos los que les echamos todas las culpas al inmenso poder de las corporaciones que dominan Internet, pero pocos los que hacemos un mea culpa, para luego replantearnos que es nuestra responsabilidad como integrantes de una sociedad poner coto a esa intromisión, que por otra parte en no pocos casos nosotros mismos ayudamos a promover.
No hay comentarios:
Publicar un comentario