Enfrente de esas librerías y de los negocios de las grandes marcas, los vendedores de bolsos, anteojos y demás copias chinas de marcas caras de moda, sin que se les pregunte ni se les mire, regalan sonrisas. Gratis. Sin ni siquiera comprarles una imitación de loquesea por 5€.
Los aburguesados empleados de librería no solo trabajan en piloto automático, sino que mucho de ellos viven en esa condición. El capitalismo, la seguridad, la estabilidad, el «Estado del Bienestar» los ha convertido en sombras de seres humanos, caricaturas, simples espectros que deambulan sin mirada. Casi en estado vegetativo.
Los atribulados negros de media África se empeñan en atraer la atención de turistas y locales, usando todas las argucias y herramientas de marketing que les enseñó la Universidad de la Vida. El capitalismo, la inseguridad, la inestabilidad, el «Estado del Malestar», la pobreza, la marginalidad, la exclusión, las redadas de la policía y la intemperie vital los ha convertido en personas.
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