viernes, 25 de diciembre de 2009

Nostalgias

—Buenos días.
—Hola, Pablito.
—¿Cómo me reconociste si estoy impostando la voz para hacerte una broma?
—Tengo identificador de llamadas, me aparece tu nombre en el visor además.
—Ah.
(Un par de segundos de silencio)
—¿Qué pasa, che, estás ahí?
—Sí. Me quedé pensando...
—¿Qué cosa?
—¿Te acordás hace unos años, cuando atendías el teléfono y no había manera de saber quién era más que reconociendo o no el timbre de la voz del que te hablaba?
—Tenés razón. Se generaba una emoción buenísima, tenía mucho más sentido, ¿no?
—Tenía gracia, sí. Podías sorprender a un amigo, como quise hacer con vos hoy...
—Otro pequeño asesinato de humanidad en manos de la tecnología.  

No hay comentarios: